La atención es un proceso imprescindible en la tarea del procesamiento de la información y en la de adaptarse al medio que nos rodea. Cuanto mayor sea el número de estímulos existentes en un lugar, más difícil será la tarea de mantener la atención, por lo tanto, es muy normal que resulte algo difícil para los niños. Para aprender se debe prestar atención a un estímulo concreto y gracias a la concentración es que logramos mantener esa atención el suficiente tiempo para procesarlo, transformarlo en aprendizaje y utilizarlo siempre que lo necesitemos.
Por otra parte la concentración consiste en desechar la información que no es importante y focalizar la atención en la que sí tiene relevancia, manteniendo la atención durante un determinado período de tiempo. Entonces es importante que se tenga en cuenta la cantidad de información y las capacidades personales del individuo así como su motivación.
Y con tanto estímulo que existe para nuestros niños, como la televisión, los videos juegos, el internet, etc., ¿cómo hacemos para que aprendan a focalizar su esfuerzo en estímulos relevantes? Pues la respuesta está en que debemos enseñarle, aunque la atención sea parte propia del proceso de desarrollo del niño, es importante saber que con una buena guía y menos exigencia se puede ayudar a nuestros hijos a potenciar la atención y la concentración, pero antes de hablar de cómo podemos ayudarlos, quiero mostrarles el nivel de atención que tienen sus hijos en función de su edad:
De 0 a 1 año de 2 a 3 minutos.
De 1 a 2 años de 7 a 8 minutos.
De 2 a 3 años hasta 10 minutos.
De 3 a 4 años hasta 15 minutos.
De 4 a 5 años hasta 20 minutos.
De 5 a 6 años hasta 25 minutos.
De 7 a 9 años hasta 40 minutos.
Desde los 10 años desde 20 a 50 minutos.
El conocer el tiempo de concentración que tienen nuestros hijos a partir de la edad, nos puede ayudar a no forzarles más de lo debido, pues algunos padres exigentes pretenden que los hijos hagan todos los deberes bien y en poco tiempo y, cuando no lo logran, se les llega llamar despistados o peor aún que pueden llegar a tener TDAH (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad), aunque si vemos que nuestro hijo definitivamente tiene problemas para concentrarse en los tiempos establecidos es importante recurrir a los profesores y profesionales idóneos, o los regañamos porque no están “concentrados”. Aquí pongámonos una mano en el corazón, cuantos adultos no lo somos, porque preferimos una cosa a otra, o porque no nos interesa un tema, pues eso les pasa a nuestros pequeños. Así que si quieres ayudar a estudiar mejor a tus hijos, lo puedes hacer, permitiéndoles descansar entre una y otra actividad que les permita volver a tomar las fuerzas, energías y concentración necesarias.
A manera de conclusión, la atención en la infancia funciona de la siguiente manera: prima la atención involuntaria, es decir, los niños se concentran mejor y más tiempo en tareas que les resultan divertidas o atractivas, como los juegos; es por eso que les cuesta hacer el esfuerzo de poner atención en aquellas actividades que les parecen monótonas y menos atractivas. Para ayudar a nuestros hijos podemos empezar por nosotros como padres, es decir sabiendo que es un proceso que requiere darles herramientas como tiempo y paciencia.
Tiempo para enseñarles y conocer con ellos qué cosas más disfrutan hacer y que les pueda servir además para aprender como los quietbooks, los rompecabezas, lecturas acordes a la edad, dibujar, pintar, etc. Por otro lado la paciencia para enseñarles a nuestros hijos no sólo en reconocer su entorno, sino que desde pequeños empiecen a conocerse ellos mismos hacia adentro, qué sienten, qué piensan. Esto se puede hacer por medio del mindfulness para niños, una técnica que les puede enseñar a vivir el presente con consciencia, sin juzgamientos, disfrutando cada instante, desde que se están cepillando los dientes, cambiándose, desayunando, etc.,
Por último nunca comparen a sus hijos, háblenles mucho de todo, intégrenlos a sus vidas y sobre todo denles mucho amor y seguridad.